lunes, 11 de mayo de 2009

Quinta parte (II)

Además, conviene que sufra muchos trabajos y muchas penas en cuanto está en el vientre de su madre. También, porque al cabo de los siete meses está todo el hombre perfecto y no le conviene el alimento de aquellos líquidos excesivos de los que se alimentaba en cuanto no tenía menester tanto de él, por la falta que siente del alimento, se queja, y si es tan recio que pueda quebrantar aquellas telas de las que está cercado, no se queda más en el vientre de su madre. Estos tales son los que nacen a los siete meses y pueden tan bien vivir como si naciesen a los nueve meses; pero si entonces no puede quebrantar aquellas telas de las que está cercado, queda cansado y como doliente del gran trabajo que llevó y queda todo el octavo mes flaco y falto de alimento. Si en aquel octavo mes nace, de ninguna manera puede vivir. Mas, después que entra en el noveno mes, como ha estado un mes cumplido, está ya descansado y recobrado en su fuerza, en cualquier tiempo que nazca en el noveno mes, cuanto por las razones dichas, no debe morir; pero cuanto más tomare del noveno mes, tanto está más sano y más seguro de su vida; y aun dicen que puede tomar del décimo mes hasta diez días, y los que a este tiempo llegan son mucho más recios y más sanos, aunque sean más peligrosos para sus madres. Y así bien podéis entender que, por cualquiera de estas maneras, por fuerza ha de sufrir muchas miserias, muchos enojos y muchos peligros.